Contigo me desabroché el cinturón de seguridad
justo antes de las vueltas de campana que nos dio la vida.
Y nada frenó la hostia contra la realidad,
ni paralizó al temor,
ni bloqueó el dolor.
contigo pisé a fondo el acelerador y me dejé llevar
A toda velocidad
y sin frenos.
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Veeeeenga, seguro que te encanta la entrada de hoy :D