domingo, 26 de enero de 2014

Si sueñas con hacerlo no dejes que te despierten

Vivir es un poco más complejo. Hay una cosa que siempre tenemos que hacer: respirar. Dentro y fuera, todos los días a cada minuto, hora y momento se debe inhalar, nos guste o no. A pesar de que tengamos la intención de asfixiar nuestras esperanzas y sueños aún respiramos. Incluso a medida que se marchitan y vendemos nuestra dignidad al hombre de la esquina, respiramos. Respiramos cuando nos equivocamos, cuando estamos en lo cierto, se respira aún cuando nos deslizamos fuera del anaquel hacia una muerte prematura. No se puede deshacer. Sólo respiro. Cuento todos los pasos que he subido hacia la soga que colgaba del techo de mi existencia y cuento el número de veces que he sido estúpida y me quedo sin números.

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